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Reglas del matrimonio en el Islam

«Para el Islam, formar una familia es un deber. Es una labor que el hombre y la mujer deben realizar como una obra para Dios, como un deber. Si bien no se menciona entre las obligaciones del derecho religioso, se incita y se alienta tanto a llevar a cabo esa labor que uno percibe la insistencia en ello de Dios Altísimo, no como un acto momentáneo, sino como un hecho duradero que afecta a la vida y a la sociedad. De ahí que se fomente tanto el vínculo entre el marido y la mujer y que se repruebe tanto la separación».

De acuerdo con rahyaft (los misioneros y la convierte en el sitio web):  

Para el Islam, formar una familia es un deber

«Para el Islam, formar una familia es un deber. Es una labor que el hombre y la mujer deben realizar como una obra para Dios, como un deber. Si bien no se menciona entre las obligaciones del derecho religioso, se incita y se alienta tanto a llevar a cabo esa labor que uno percibe la insistencia en ello de Dios Altísimo, no como un acto momentáneo, sino como un hecho duradero que afecta a la vida y a la sociedad. De ahí que se fomente tanto el vínculo entre el marido y la mujer y que se repruebe tanto la separación».

Encuentro del 2 de marzo de 1999 con jóvenes parejas.

Importancia que da el Islam a la formación de la familia

«Dios Altísimo estipula en el Corán el alcance del respeto a la mujer. Ante Dios Altísimo, la mujer es como el hombre. En el recorrido por las etapas espirituales y divinas, no hay diferencia alguna entre ambos sexos. Es para el ser humano que se ha construido esa carretera, no para el hombre o la mujer. Dios Altísimo crea en la historia a una mujer como Fátima al-Zahra (con ella la paz de Dios), de quien el imam Hasán al-Askari o el imam Hadi (con ellos la paz) dicen, según un hadiz que se cita de ellos: “Nosotros somos pruebas de Dios para Sus criaturas, y Fátima es prueba de Dios para nosotros”. Fátima al-Zahra (con ella la paz de Dios) es la prueba de la prueba de Dios, el imam de los imames. ¿Puede haber una personalidad que esté por encima de eso? Fátima al-Zahra ostenta el rango de la impecabilidad. Y un ser humano tal es mujer. Las grandes mujeres del mundo —María, Sara, Asia y muchas, muchas más grandes mujeres que ha habido– son eminencias del mundo de la creación. En esta vía de perfeccionamiento y elevación, quien avanza es el ser humano. En derechos sociales, no hay diferencia entre hombres y mujeres. En derechos personales e individuales, no existe diferencia entre el hombre y la mujer. En varias cuestiones personales específicas, se han dado a la mujer ciertos privilegios; en varias otras, se han dado ciertos privilegios al hombre. Y eso, conforme a lo requerido por la naturaleza del hombre y la mujer. Ese es el Islam: las normas, reglas y límites más mesurados, lógicos y funcionales que pueda concebir el ser humano en el campo de la cuestión sexual. Ese camino debe recorrerse. Una de las cosas más básicas en este sentido es la formación de la familia; otra, ocuparse de preservar el hogar y la armonía familiar, lo que corresponde a la señora de la casa».

Encuentro del 1 de mayo de 2013 con un grupo de panegiristas.

Necesidad de dar importancia a la mujer y a la familia

«Entre las cuestiones actuales de las mujeres de nuestro país, creo que hay dos temas más importantes que todos los demás; o, digamos, más urgentes y que requieren más esfuerzo que el resto. Uno es el tema de la importancia y consideración del hogar y la familia. El hogar debe dignificarse. El ser humano es inconcebible sin hogar, sin alojamiento, sin morada. Todo ser humano necesita una casa y un entorno hogareño, y el espíritu del hogar lo da la familia. Debe dársele importancia, debe tomarse en consideración y reflexionar sobre ello. Y el segundo es evitar la situación de debilidad y opresión de la mujer en los distintos planos (…). Por tanto, esos dos son los puntos principales. A mi juicio, es conveniente que se hagan todos los planes posibles en esos campos. Tras esas dos, hay otras cuestiones importantes: la del matrimonio y la de la liberación del celibato».

Encuentro del 11 de mayo de 2013 con mujeres cultivadas de los seminarios islámicos y las universidades

Importancia de la familia

«De no existir la familia en la sociedad, quedarán malogradas toda educación humana y todas las necesidades espirituales de los seres humanos, ya que la naturaleza y constitución humanas son tales que una educación sana, completa, sin deficiencias ni trastornos y un más que necesario desarrollo espiritual y emocional correcto, sano y completo no se generarán si no es en el regazo de la familia, en el hogar, en los brazos de los padres. Si en el hogar reina una atmósfera familiar apacible y adecuada, se puede estar tranquilo de que los hijos estarán bien desde el punto de vista de la constitución mental y emocional».

Sermón matrimonial del 2 de agosto de 1995

La formación de una familia, principal beneficio del matrimonio

«La base del matrimonio y su principal beneficio es la formación de una familia. Y la razón es que, si en una sociedad la familia está sana, esa sociedad se volverá sana, transmitirá su patrimonio cultural de modo correcto y la educación de los niños se hará en ella del mejor modo posible. Es por eso que, en los países y sociedades en los que se deteriora la familia, siguen normalmente más deterioros culturales y morales».

Sermón matrimonial del 5 de abril de 1999

La formación del pensamiento en la familia

«¿De qué depende el contenido del pensamiento, la mente y la acción de la próxima generación? La única posibilidad es la familia. Es en el hogar familiar donde toma forma por vez primera toda la identidad y personalidad de una persona a partir de la cultura de cada sociedad, y son los padres y madres quienes, de manera indirecta y sin mediar artificio alguno por su parte, con naturalidad, transmiten a la generación posterior el contenido mental, el pensamiento, la acción, los conocimientos, las creencias y el culto a las cosas sagradas».

Sermón matrimonial, 4 de enero de 2001

La importancia de la familia en el Islam

«La familia, para el Islam, es el lugar donde se posan dos seres humanos: el espacio de paz mental de dos personas, el lugar donde dos seres humanos intiman, el lugar donde una persona se perfecciona por medio de otra; ese sitio en el que encuentra sosiego, en el que encuentra comodidad es el hogar familiar. Tal es la importancia de la familia en el Islam».

Sermón matrimonial, 24 de marzo de 1995

El matrimonio, sosiego para el hombre y la mujer

«El verbo del Corán identifica en varios lugares que la misma creación del hombre y la mujer, su convivencia y su emparejamiento son para la tranquilidad y el sosiego del hombre y la mujer».

Sermón matrimonial del 27 de noviembre de 1997

Preservación del vínculo matrimonial por el novio y la novia

«El novio y la novia deben esforzarse por preservar este vínculo (del matrimonio). Su deber no consiste, por decir algo, en que uno aguante cualquier cosa que haga el otro. No. Ambos deben ayudarse mutuamente para que esa preservación tenga lugar».

Sermón matrimonial del 22 de octubre de 1997

Los preceptos del Islam sobre el matrimonio van enteramente dirigidos a ayudar a la mujer

«Los preceptos del Islam sobre la elección del cónyuge, desde el inicio de la formación de la familia, tienen por objetivo ayudar a las mujeres. Dado que algunos hombres coaccionaban, oprimían y agredían a las mujeres, el Islam se alzó frente a esa opresión y esas agresiones. Cuando se forma una familia, el marido y la mujer son a ojos del Islam dos compañeros de vida dentro de ella y deben tratarse con afecto. Ni tiene derecho el hombre a coaccionar a la mujer, ni la mujer a coaccionar al hombre. Los preceptos y reglas del Islam sobre las relaciones entre hombre y mujer dentro de la familia son de gran precisión y sutileza. Dios Altísimo estipuló esas reglas atendiendo a la naturaleza del hombre y la mujer, a los intereses de la colectividad islámica y a los intereses de hombres y mujeres».

Sermón matrimonial del 10 de marzo de 1997

Prioridad, en materia de familia, del casamiento de los solteros

«En relación con la familia, (una cuestión) tiene prioridad (…): el casamiento de los solteros. “Y casad a quienes estén solteros de vuestra gente y a vuestros siervos y siervas en condiciones de contraerlo” (Sagrado Corán, 24:32). Esto, ahora, realmente (es necesario). En ocasiones, me escriben muchachas sin revelar su nombre o a veces haciéndolo, que desean casarse, pero para las cuales no se ven reunidas las condiciones. Piensen y ven qué se debe hacer. Todo eso tiene remedio. Debería hacerse».

Encuentro del 15 de agosto de 2019 con activistas y expertos del ámbito de la familia

El matrimonio forzado es contrario a los preceptos del Islam

«Supongamos que alguien de un clan, para solucionar unas disputas con otro clan —imaginemos que ha habido peleas, disputas y derramamiento de sangre— dispone, para resolver esas desavenencias y poner fin a la hostilidad, que se dé al otro clan una muchacha de ese. Si no se obtiene el permiso de la muchacha, hacer tal cosa es contrario a la Sharía. Por supuesto, una vez que se recibe la autorización de la muchacha, no hay problema, siendo ella misma una muchacha que lo desea y no tiene nada que objetar a casarse con un joven del otro clan, con lo que además las disputas y la animadversión desaparecerá. No hay nada que reprobar ni que objetar a ello, así que ¡adelante! Pero si se pretende obligar a una muchacha a hacer eso, es contrario a la Sharía y a los preceptos islámicos».

Del discurso del 10 de marzo de 1997 en una reunión con mujeres de la provincia de Juzestán.

Libertad de la mujer en la elección del esposo

«La mujer, en cuanto que esposa y cónyuge, es objeto de la atención y el favor del Islam en diferentes etapas. Ante todo, a la hora de elegir marido. A ojos del Islam, la mujer es libre al elegir esposo y nadie puede imponerle nada en esa materia de la elección de cónyuge. Esto quiere decir que ni siquiera los hermanos de la mujer, ni su padre —menos aún parientes lejanos—, si quisieran imponerle tener que casarse con tal persona, pueden ni tienen el derecho de hacer tal cosa».

Reunión del 10 de marzo de 1997 con mujeres de la provincia de Juzestán

Oposición del Islam a costumbres ignorantes de algunas sociedades islámicas en materia de obligaciones y prohibiciones de casarse

«En la comunidad islámica, han existido a lo largo del tiempo costumbres erróneas de la ignorancia preislámica. También hoy las hay en algunos países y también en nuestro propio país, en algunos lugares tales como ciertas regiones del centro del país, de Juzestán y otros sitios, existen costumbres erróneas. Por ejemplo, según tengo entendido, en algunas tribus, tiene derecho a pronunciarse sobre el casamiento de cualquier muchacha ¡su primo paterno! Eso está mal. El Islam no autoriza a nadie a hacer tal cosa. Nadie debe atribuir al Islam lo que hacen musulmanes ignorantes. Eso son costumbres de la ignorancia preislámica. Los musulmanes ignorantes hacen cosas, siguiendo usos y costumbres de la ignorancia preislámica, que no tienen nada que ver con el Islam ni con sus luminosos preceptos. Si alguien obliga a una muchacha a casarse con su primo, comete un delito. Si alguien, por ser el primo paterno de una muchacha, se atribuye el derecho a prohibirle un casamiento y decirle “como no te has casado conmigo, no te doy permiso para que te cases”, ese primo y quienquiera que lo ayude comete un acto haram, contrario a la Sharía. Esas cosas son obvias infracciones de la Sharía y no hay desacuerdo al respecto entre los alfaquíes del Islam».

Encuentro del 10 de marzo de 1997 con mujeres de la provincia de Juzestán

Matrimonio islámico

«Los casamientos se facilitaron durante la Revolución y gracias a la Revolución; porque se redujo el ceremonial, se redujeron las exigencias… No dejen que volvamos a la casilla de salida. Los padres y madres no han de ser exigentes con preparativos prescindibles del matrimonio. Los jóvenes no lo son. Dejen que el casamiento se haga de manera islámica. Dejen que el matrimonio sea, para la muchacha musulmana, para la mujer joven que vive en un entorno islámico, como el matrimonio de Fátima al-Zahra: un matrimonio con enlace amoroso y espiritual ante Dios, una fusión única entre una mujer y un hombre fieles y musulmanes, una relación de colaboración y conyugalidad verdaderas entre dos individuos nobles vinculados a Dios, ajenos a todo ceremonial y a la exhibición de boato insustancial y sin sentido. Junto con la crianza de hijos y el funcionamiento del hogar. Y, por supuesto, pensar y ocuparse de todas las cosas de la sociedad, la religión, el conocimiento y la actividad social y política. Así es el matrimonio apropiado para una mujer musulmana. Eso es el Islam».

Encuentro del 16 de enero de 1990 con un grupo de mujeres de todo Irán

Incorrección de los mahr excesivos

«El matrimonio es en esencia una cuestión de humanidad, no material. El Islam establece el mahr (۱), pero eso no hace del matrimonio una transacción comercial. Ahí no hay un toma y daca, sino que ambas partes invierten en algo compartido. No es que uno dé algo y reciba otra cosa, como en una compraventa. No, aquí no se trata de dar algo y tomar algo, sino que las dos personas ponen lo que tienen en un arca común, de la que se benefician ambos. En el matrimonio, se trata de eso. Por tanto, el papel de lo material debe ser muy tenue. Cuando digo que no se establezca un mahr muy gravoso, es por eso. Si he dicho que no se fije un mahr de más de tal cantidad, eso no significa que, si es superior a esa cantidad, el contrato matrimonial sea nulo o haram. No, es lícito, pero es un error. Algunos ponen de mahr ¡hasta varios millones de tomanes! En otras palabras, convierten el matrimonio, que es una cuestión de humanidad, en una transacción y en un asunto comercial y de mercado. Eso es un insulto y una ofensa al papel y la dignidad de la humanidad en el matrimonio. Eso está mal».

Sermón matrimonial del 11 de julio de 1991

(۱) Dote diferida asignada a la novia, a pagar por el novio en el momento en que ella la reclame.

Necesidad de un mahr reducido al casarse

«Al presentar los preceptos de la Sharía en el programa de antes del mediodía, deben pedir que se digan cosas en torno a las cuales no se generen impresiones incorrectas. Por ejemplo, nuestro grupo de seguimiento me ha pasado un informe según el cual, en un programa, al tratar una cuestión de derecho religioso relativa a las desavenencias sobre el mahr (۱) entre el hombre y la mujer, se citó un caso con un número de monedas muy elevado: que qué debía hacerse si una mujer decía que su mahr eran, pongamos, ciento cincuenta monedas de oro Bahar Azadí, pero el hombre decía que no, que eran cien. Pero, ¿por qué se habla de un mahr de ciento cincuenta monedas? Un servidor tiene establecido, para oficiar la ceremonia de esponsales, un límite de catorce monedas. Si se exceden de ese número de monedas, aunque sea en una sola, no oficio la ceremonia. ¿Acaso ciento cincuenta monedas son una broma? Eso no se debe ni mencionar. Debe, por ejemplo, plantearse qué se ha de hacer si una mujer reclama diez monedas, pero el hombre dice que no, que nueve. También se ha oído emplear algunas expresiones inapropiadas al abordarse un tema de relaciones entre marido y mujer, como que la mujer estaba ¡prisionera del hombre! No hay prisión alguna para la mujer. El ser humano es libre. Se ha llegado a usar ese tipo de expresiones, aunque no sea algo calculado».

Encuentro del 3 de marzo de 1992 con el Departamento Especial y el Departamento de Sabiduría Islámica de la Radio de la República Islámica (IRIB)

(۱) Dote diferida asignada a la novia, a pagar por el novio en el momento en que ella la reclame.

Alardear con el ajuar de bodas, una costumbre incorrecta

«Algunos convierten el matrimonio, que es un asunto de sentimientos, de humanidad y de conciencia, en una ocasión para el alarde y la ostentación diciendo, por ejemplo: “En nuestro ajuar hubo tales cosas, ¿las tenía también el ajuar de su hija?”. ¡Jactancia y competición! O dicen, por ejemplo: “Nosotros celebramos nuestros esponsales en tal sala de fiestas”. Por cierto, que ahora lamentablemente se ha hecho costumbre celebrarlos en hoteles, lo cual es muy malo. A veces, incluso, se oye o se ve que algunas personas de las que no hay expectativa alguna celebran sus esponsales en hoteles o salas de fiesta ¡para presumir unos ante otros! Pues no, celebren ustedes los esponsales en una habitación de la casa, en el patio o en casa de los vecinos, e inviten allá a la gente, como se ha hecho siempre. Ese tipo de espacios son entornos íntimos y familiares: se juntan algunos amigos, algunos parientes, algunos compañeros de clase del novio o la novia, amigos de la escuela, amigos del trabajo o el colegio del novio… lo celebran y lo pasan bien. Eso es lo correcto, y convertirlo en una ocasión para la ostentación es un error garrafal: además de contaminar el matrimonio con cuestiones materialistas, convierte ese momento puro y delicado de la conciencia en una ocasión para competir en jactancias, ostentaciones y excesos, y después esos novios adquieren desde el comienzo la costumbre de que su vida debería transcurrir entre lujos y boatos. Pero, ¿por qué? Dejen que se acostumbren desde el principio a una vida discreta».

Sermón matrimonial del 11 de julio de 1991

khamenei.ir

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