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Entrenamiento la Ciencia Divina con un método realmente maravilloso El Imam Sâdiq (a.s.)

Debate libre en el Islam entre Imam Sâdiq (a.s.) y Abu Shâkir

De acuerdo con rahyaft (los misioneros y la convierte en el sitio web) El Imam Sâdiq (a.s.) enseñaba la Ciencia Divina con un método realmente maravilloso. Todos los días, al final de sus concurridas clases, recibía a los intelectuales y científicos disidentes, escuchaba sus opiniones y críticas y las respondía. A veces, los debates se prolongaban y la hora del almuerzo pasaba sin que hubiera podido regresar a su casa. En esas ocasiones, solía enviar a una persona para que le comprase un pan, comía un pequeño trozo del mismo y continuaba sus debates. Pedía a los alumnos que no hicieran preguntas hasta que la clase no hubiera terminado y les decía que, una vez terminada, podrían preguntar lo que desearan. Generalmente, las clases terminaban al llegar el tiempo de la oración del mediodía. Entonces, el Imam (a.s.) después de rezar, se retiraba a su casa.

Un día, un hombre llamado Abu Shâkir, una vez que el Imam (a.s.) hubo terminado su oración, le dijo: “¿Me permite que le haga algunas preguntas?” a lo que el Imam (a.s.) respondió afirmativamente.
– ¿Por qué engaña a sus alumnos y oyentes con esos cuentos? – interrogó Abu Shâkir
– ¿Qué cuentos? -preguntó el Imam.
– Lo que usted cuenta no son más que mitos – afirmó Abu Shâkir- y con ellas pretende usted forzar a la gente a aceptar la existencia de lo que no existe.
La única vía del conocimiento
Continuó Abu Shâkir: – cualquier cosa existente puede percibirse por medio de uno de los cinco sentidos. Teniendo esto en cuenta, llegamos a la conclusión de que Dios no existe, ya que no podemos percibirlo con ninguno de ellos. Posiblemente, usted diga que Dios puede percibirse con los sentidos interiores, pero esto tampoco es correcto, ya que el uso de los sentidos interiores está en relación y correspondencia con los sentidos externos. Si usted puede imaginarse algo ¿No es acaso debido a que esa imaginación participa de alguno de los sentidos externos? Cuando se imagina la figura de un amigo ausente, es gracias a que posee usted el sentido de la vista. Si no hubiera podido verlo previamente, no habría podido imaginarlo después. Si no lo hubiera escuchado, no podría recordar su voz. Si no dispusiera del sentido del tacto, no podría recordar la calidad de su piel cuando tomó su mano. Así pues, todos los sentidos interiores están relacionados con los sentidos externos y cuando éstos no existen, no se puede percibir nada. Por tanto, no puedo aceptar que me diga que a Dios se le percibe con los sentidos interiores, Posiblemente, usted diga entonces que percibo a Dios con la razón, no con los cinco sentidos manifiestos ni con los sentidos internos, pero esto tampoco es correcto, ya que la razón no puede percibir nada sin los cinco sentidos. Aceptaré que puedo percibir a Dios por medio de la razón, si puede confirmar la existencia de algo sin la ayuda de ningún sentido. El Dios al que usted invita a la gente, no es más que el producto de la imaginación. Usted imaginó un ser con ciertas características y, para que su influencia entre la gente se mantenga, no lo enseña a nadie, diciendo que Él no puede ser visto, que no nació de una madre y que tampoco nadie ha nacido de Él.
El ídolo de los hindúes
–    Su Dios, al que no se puede ver -prosiguió Abu Shâkir- es como el ídolo enmascarado de los hindúes. En la India existe un ídolo, al que los sacerdotes mantienen oculto tras una cortina y al que nadie puede ver. Los sacerdotes que lo cuidan, dicen a los hindúes que este ídolo no se exhibe jamás a la gente porque ésta moriría si lo contemplase. Igualmente, usted dice que este mundo fue creado por Dios, pero que a ese Dios nadie puede verlo ni oírlo, solo una persona a la que usted llama profeta es capaz de oírlo.
Surgimiento accidental de la existencia
–    Pero yo digo que el mundo no lo creó nadie y que existe por sí mismo desde siempre ¿Acaso alguien crea las hierbas del desierto? ¿Acaso alguien crea las hormigas y los mosquitos? ¿Acaso no existen por sí mismos? Usted no me engaña con lo que dice y no acepto su fábula sobre el Dios que no se puede oír ni ver. Yo adoraré a un Dios que pueda ver con mis ojos y escuchar con mis oídos y, si no tiene voz, que pueda tocar con mis manos ¿Por qué desvía a la gente con esas fábulas y no les permite que adoren la realidad en lugar de la fantasía? Nosotros somos los creadores, no Dios. Con mis manos moldeo mi dios y lo creo y usted crea su Dios con la imaginación.
El Imam (a.s.) permaneció callado todo el tiempo que Abu Shâkir estuvo hablando. Sus alumnos, presentes en la conversación, quisieron intervenir en dos o tres oportunidades para decir algo, pero el Imam (a.s.) les hizo señas de que se mantuviesen callados y quietos. Cuando Abu Shâkir terminó de hablar, el Imam (a.s.) permaneció unos segundos en silencio, esperando por si quería añadir algo, luego preguntó:
–    ¿Terminó su exposición?
La última crítica
– Sólo quería añadir que usted ha inventado toda esta historia de un Dios invisible para obtener poder, riqueza y opulencia. No tengo nada más que decir.
La respuesta del Imam Sâdiq (la paz sea con él)
– Ahora que terminó de hablar, responderé a sus críticas, pero comenzaré respondiendo a la última de ellas.
Dijo usted que yo invito a la gente a adorar a Dios para, mediante ese engaño, obtener poder, vivir en la opulencia y disponer de riquezas con fines perversos. Si mi vida fuese como la de los califas, lo que me dice sería correcto y no una calumnia, pero, usted mismo ha visto mi comida diaria; un simple trozo de pan. Le invito a que venga a mi casa esta noche, para que vea lo que como allí y los muebles que poseo. Si quisiera acumular dinero, para vivir en la opulencia y en la facilidad material, como usted dice, no necesitaría ponerme a enseñar cómo adorar a Dios, podría ser rico dedicándome a la alquimia o al comercio, ya que conozco los demás países mejor que el resto de los comerciantes. Sé qué tipo de mercancías se producen en cada lugar y qué es lo que se puede llevar de un lugar a otro para obtener mayores beneficios. Pregunte a los comerciantes de aquí qué mercancías se producen en Isfahán, Arsum o Liliki, que puedan importarse con beneficios. No creo que sepan responderle, porque los comerciantes de aquí conocen solamente los productos de Sham (Siria), Misr (Egipto) y al-Yazirah (Arabia), pero ignoran los productos que podrían importar de otros países y que les proporcionarían grandes beneficios comerciales. También sé por qué caminos traerlos, para reducir los gastos de transporte.
Usted dijo que, al fomentar la adoración de Dios, tengo intención de engañar a la gente, para hacerme rico. Le responderé diciendo que, desde el día que comencé a enseñar a la gente la manera de adorar a Dios hasta la fecha, nunca recibí de la gente más que pequeños regalos, que consisten en fruta y cosas semejantes…
Reconocerá usted que una persona no dedica toda su vida a la enseñanza, para recibir a cambio unos pocos dátiles y granadas cada año.
Escuché que su padre vendía perlas, así que es posible que usted haya conocido las perlas cuando era niño. Yo conozco los distintos tipos de joyas y el valor de todas ellas. Si quisiera acumular dinero no tendría necesidad de hacerlo enseñando cómo adorar a Dios, podría hacerlo vendiendo joyas. ¿Sabe usted cuántos tipos de esmeraldas existen?
– No.
– ¿Sabe usted cuántos tipos de rubíes existen?
– No.
– ¿Sabe usted cuántos tipos de diamantes existen y de qué colores?
– No.
– Yo, en cambio, conozco todos los tipos de esas joyas y los precios de cada una de ellas, a pesar de que no trabajo en joyería. ¿Sabe usted por qué brilla el diamante?
– No. Ni mi padre ni yo éramos vendedores de diamantes, para saberlo.
– El brillo del diamante se debe a que está pulido ¿Sabe usted de dónde se obtiene el diamante?
– No.
– Se obtiene de los ríos, riachuelos y arroyos. Le cuento todo esto, para que sepa que si quisiera ser rico, lo conseguiría por medio de la joyería o de otras formas.
La creencia en lo invisible
“Respondiendo a otra parte de sus críticas, me referiré al fundamento de las mismas. Dijo usted que yo cuento mitos, invitando a la gente a adorar a un Dios que no se puede ver. Usted, que niega la existencia de un Dios invisible ¿Puede acaso ver lo que hay en su propio interior?”
– No.
– Si pudiera usted ver su propio interior, no diría que la creencia en Dios es un mito porque no Le puede ver.
– ¿Qué relación tiene ver el interior de uno mismo con adorar a Dios, que no existe?
– Usted dice que no existe lo que no se puede ver, oír, tocar, oler o gustar. Y como para usted no existe, no acepta adorarlo.
–  Sí, así es.
La circulación de la sangre
– ¿Acaso escucha usted el sonido de su sangre moviéndose en el cuerpo?, preguntó el Imam.
– No, contestó.
– ¿Acaso se mueve la sangre dentro del cuerpo?”
– Sí
¿Puede percibir el olor de la sangre que circula por su cuerpo?
– No.
– Cada pocos minutos, la sangre pasa una vez por todos los puntos del cuerpo y, si ese movimiento se detuviese, uno moriría en pocos instantes.
– No puedo aceptar el movimiento de la sangre en el cuerpo.
– Lo que le impide aceptarlo, es la ignorancia. Esa misma ignorancia es la que le impide aceptar la existencia de un Dios uno y único.
La actividad de las células vivas
“¿Sabía usted que Dios ha creado seres que puso en su cuerpo para que trabajen? ¿Y sabe que usted vive gracias al trabajo de esos seres?”
– No.
– Como usted solamente cree en lo que ve, no puede creer en esos seres trabajando en su cuerpo. Si estudia, o si es usted científico, sabrá que hay tantos de esos seres vivos (las células) que su número es superior al de los granos de arena del desierto. Esas criaturas nacen, crecen, se reproducen en el cuerpo y, pasado un tiempo, dejan de trabajar y mueren. Pero usted no puede ver nada de esto. No escucha sus voces, no puede tocarlas ni tampoco olerlas o gustarlas. Nacen, crecen, se reproducen y mueren, para que usted viva.
Usted cree que es su carácter de intelectual lo que le lleva a negar la existencia de esos seres, aunque, en realidad, la negación surge de la ignorancia y de la falta de entendimiento. Si se conociera a sí mismo y conociera lo que está pasando con su ser, no diría que, puesto que no puede ver a Dios, no acepta su existencia, o que la existencia de Dios, Uno e Invisible, es un mito.
El movimiento del átomo en el interior de la piedra
– ¿Ve usted esa piedra que ha sido colocada en la base del pórtico? Usted se imagina que esa piedra es sólida y que no se mueve, porque sus ojos no pueden ver el movimiento que la piedra tiene en su interior. Así que usted llamará fabulador y no creerá a cualquiera que le diga que en esa piedra hay tal movimiento que, comparado con el movimiento de todos los que estamos aquí, es como si estuviéramos completamente inmóviles. Y usted se representa a sí mismo como una persona cuerda e intelectual. Cuando en realidad, por su ignorancia, no puede percibir el movimiento dentro de la piedra. Puede que llegue un día, cuando la ciencia se desarrolle, en que la gente podrá ver el movimiento que existe en la piedra.
La anulación de la hipótesis del surgimiento accidental de los seres vivos
– ¡Oh, Abu Shâkir! Usted dice que todo lo que existió, existe y existirá en el mundo, llegó a ser por pura casualidad y que no tiene creador, por ejemplo, las hierbas salvajes. Pero no pensó que, mientras las condiciones para brotar no estén dadas y las semillas no estén ahí, éstas no brotarán. Si usted fuera una persona de estudios o con preparación científica, sabría que la razón no acepta que un fenómeno se produzca de forma casual, sino que necesita de un creador u originador; ya se trate de un fenómeno mineral, vegetal o animal… Si fuese científico, sabría que entre las personas sabias y prudentes de las diversas doctrinas, no existe una sola que no crea en la existencia de un Creador. Aparentemente lo que hizo que algunos lleguen a la conclusión de que algunos sabios y científicos no creen en Dios es que éstos han denominado al origen de la creación con otro nombre, diferente al de Dios, pero en realidad, inclusive las personas que niegan totalmente a Dios en su estudio, creen que las cosas tienen un origen y no pueden negar esa creencia.
La negación de Dios proviene de la ignorancia
– La negación del Creador es el resultado de la ignorancia, no de la sabiduría. Si la persona cuerda observa unos segundos el funcionamiento del cuerpo humano, entiende que el sistema que encierra, perfecto y continuo, posee un ordenador.
¡Oh, Abu Shâkir! Usted me dijo que cada uno de nosotros creamos a nuestro dios. La única diferencia es que usted construye el suyo de madera o de piedra y yo construyo el mío con el pensamiento, pero entre mi Dios y su dios hay una gran diferencia, ya que, hasta que usted no lo construyó de madera, su dios no existía, pero mi Dios existía antes de que yo operase con mi pensamiento. Yo no saqué a Dios de mi pensamiento, porque Él ya existía antes de que yo pensase. Lo que hice y hago es utilizar mi facultad mental para conocer mejor a Dios y para comprender mejor Su grandeza.
Cuando va al desierto y ve una gran montaña y trata de conocerla mejor ¿Dice usted acaso que la creó con sus manos o mediante su pensamiento? La montaña existía antes de que usted naciera y seguirá existiendo después de que usted muera, lo único que puede hacer es tratar de conocerla mejor. Ese conocimiento, incluso, está limitado por su grado de inteligencia. No puede llegar a conocerla bien y a fondo, porque su intelecto no es lo suficientemente amplio como para llegar al origen de la creación de aquella, ni para saber cuándo dejará de existir. Ni siquiera sabe de qué materiales está compuesta, qué minerales esconde en sus entrañas y los beneficios que ellos poseen para el hombre. Si usted conociese ese pedazo de piedra en el que esculpe su ídolo, no negaría con tanta facilidad la existencia de Dios, no diría que yo he creado mi propio Dios con el pensamiento. Como no conoce la piedra, imagina que ésta obedece a sus manos y puede esculpirla como guste. Si la piedra acepta que se la esculpa es porque Dios la ha creado de un líquido especial y apropiado para esta acción, de otro modo, la piedra se rompería en sus manos así como el vidrio.
– ¿Acaso la piedra se ha creado de un líquido? – Abu Shâkir comenzó a reír a carcajadas, de manera que uno de los discípulos del Imam quiso pegarle, pero el Imam no se lo permitió, diciéndole:
– Déjalo que se ría.
– Me río porque usted dice que la piedra con su dureza se ha hecho a partir de agua.
– No he dicho que se ha hecho a partir de agua, dije que en un principio la piedra era líquida.
– ¿Hay diferencia entre el agua y el líquido? El agua es líquida.
– Existen cosas líquidas que no son agua – respondió el Imam con paciencia- O, que si tienen agua, están mezcladas con otras cosas… La piedra fue líquida al principio y, sin ser agua, corría como el agua y poseía una alta temperatura. Por el poder divino, el calor de esa masa líquida se fue reduciendo poco a poco y se fue enfriando, hasta que tomó la forma sólida que ahora posee… Si llegase a tener nuevamente una temperatura muy elevada, cambiaría su estado y volvería a ser líquida.
¿Acaso Dios se encuentra, también, dentro de los seres?
– ¿Acaso Dios Invisible y Único está dentro de la piedra? … (ver la continuación en archivo pdf)

El Imam Sâdiq (a.s.) y Abu Shâkir- Debate libre en el Islam.pdf

Source: www.islamoriente.com

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